El problema mundial de la esclavitud en China
Históricamente, la relación comercial de México con China ha sido más que desigual. Muestra de ello es que en 2018 México le exportó a China mercancías por 7.42 miles de millones de dólares (mmdd) e importamos desde dicho país el equivalente a 83.51 mmdd, lo que implicó un déficit comercial ese año de -76.08 mmdd. Para 2023 la situación no ha mejorado, ya que nosotros les exportamos a los chinos el equivalente a 10.06 mmdd, pero importamos desde dicho país mercancías por 114.2 mmdd, ¡por lo que registramos un déficit fiscal tremendo, siendo este de -104.13 mmdd en ese año!
Las cifras muestran que en 2018 por cada dólar que nosotros exportamos a China, ellos nos vendieron 11.24 dólares, mientras que en 2023, por cada dólar que les vendimos, ellos nos vendieron 11.35 dólares. Obvio que las cifras reales son mucho más escandalosas, ya que el monto de importaciones desde China está subestimado por los problemas de contrabando técnico y bronco, subvaluación de mercancías en las aduanas del país y por las importaciones sin registrar vía empresas de mensajería.
Los chinos destruyen la planta productiva de México y el mundo. Las razones por las cuales pueden realizarlo son varias, entre las que destaca el hecho de que siguen sin ser una economía de mercado, tienen precios y costos distorsionados, tienen incentivos y subsidios a la exportación, cuentan con una capacidad instalada ociosa que les permite alcanzar economías a escala gigantescas, es común que realizan prácticas desleales de comercio como el dumping, entre otros.
En esta entrega quiero profundizar en un deplorable elemento de ventaja por parte de China y es la utilización de trabajo forzoso o en condiciones de esclavitud, lo que les da ventajas importantes en industrias como la del textil y vestido. Más allá de ser una práctica reprobable que debería ser condenada por todos los países.
En este sentido, me encontré con un importante artículo de investigación titulado “Combatiendo la esclavitud en China”, escrito por Callista Gingrich y publicado en el portal de RealClear Wire el pasado 27 de febrero, se narra como es que China hace cada vez más difícil detectar el esquema de trabajo forzoso a través de movilización forzada de recursos humanos desde la provincia de Xinjiang hacía otras partes de China.
La ex embajadora estadounidense ante la Santa Sede y esposa del político republicano Newt Gingrich, comienza su artículo mencionando que en un informe publicado el 14 de febrero se reveló que el Partido Comunista Chino continúa atacando y esclavizando a los uigures mediante la expansión del trabajo forzoso en China. Este reporte fue publicado por la Fundación Jamestown y escrito por el académico Adrian Zenz, a quien se le ha prohibido su presencia en Beijing. El informe concluye que “(la provincia de) Xinjiang opera actualmente el sistema de trabajo forzoso impuesto por el Estado más grande del mundo”.
Las atrocidades que el Partido Comunista Chino perpetra contra miembros de grupos étnicos y religiosos minoritarios en Xinjiang han salido a la luz en los últimos años, incluido el encarcelamiento masivo de más de un millón de civiles, la esterilización forzada, la separación de niños de sus familias, la tortura, los abusos, restricciones a la libertad religiosa y trabajo forzoso.
Si bien la mayor parte de China está compuesta por el grupo étnico Han, más de la mitad de la población de la región noroeste de Xinjiang está compuesta por minorías étnicas (predominantemente musulmanes uigures), que el Partido comunista ha tratado de controlar durante mucho tiempo.
En 2021, el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, determinó que el Partido Comunista Chino estaba cometiendo genocidio y crímenes contra la humanidad en Xinjiang, determinación que confirmó el actual secretario de Estado, Antony Blinken.
Aunque los horribles métodos que utiliza el Partido para subyugar a estos grupos minoritarios varían, el objetivo sigue siendo el mismo: «Es una estrategia de control y asimilación», dijo Zenz al diario The New Yorker. «Y está diseñado para eliminar la cultura uigur».
Los sistemas de trabajo forzoso en Xinjiang – castigados con detención por incumplimiento – son una parte clave para eliminar la resistencia y la oposición a la autoridad y el poder absolutos del PCC. En su informe, Zenz señaló dos sistemas dominantes utilizados para atacar a los uigures y otros grupos étnicos en Xinjiang.
En un sistema, los detenidos en los infames campos de reeducación de China reciben “capacitación” en habilidades coercitivas antes de recibir colocación laboral coercitiva. Los detenidos que eran considerados menos problemáticos fueron condenados a trabajos forzados, mientras que otros, como destacadas figuras empresariales e intelectuales, fueron condenados a largas penas de prisión.
Aunque parece que este sistema ya no está activo, Zenz señaló que el Partido Comunista Chino está en lugar de ello, ampliando su programa de “Alivio de la pobreza mediante la transferencia de mano de obra”. Zenz describió esta política como “un sistema de movilización de trabajo forzoso impuesto por el estado y sin internamiento”.
Un informe de investigación académica china, el Informe Nankai, describió los campos de reeducación como una “medida drástica a corto plazo” y las transferencias de mano de obra como un “método a largo plazo para reformar, fusionar y asimilar” a los uigures.
Pero la conclusión es clara. “Los recientes cambios políticos en Xinjiang han hecho que el trabajo forzoso sea menos visible y más difícil de conceptualizar”, escribió Zenz. «El trabajo forzoso uigur se está volviendo más frecuente y más insidioso«.
El comentario de Callista Gingrich es que Estados Unidos debe tomar nota de estos hallazgos que disfrazan el trabajo bajo coerción como voluntario. Desde luego México debe hacer lo mismo de manera coordinada con Estados Unidos.
En 2021, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley bipartidista de Prevención del Trabajo Forzoso Uigur. La ley prohíbe la entrada al mercado estadounidense de productos fabricados mediante los programas de trabajo forzoso del Partido Comunista Chino. Sin embargo, numerosos productos vinculados al trabajo esclavo continúan evadiendo las protecciones legales y llegan a los hogares estadounidenses. Desde luego que también llegan a los hogares mexicanos, en dónde no hay absolutamente ningún control a la importación de productos originarios de China (de las regiones donde se da el fenómeno del trabajo forzado).
El presidente del Comité Selecto de la Cámara de Representantes de Estados Unidos sobre el PCC, el diputado Mike Gallagher, y el miembro de mayor rango, el diputado Raja Krishnamoorthi, escribieron una carta al Secretario de Seguridad Nacional estadounidense, Alejandro Mayorkas, en la que describían algunos de los desafíos clave para hacer cumplir eficazmente esta importante ley.
En primer lugar, los diputados escribieron: “Las empresas transfieren trabajadores de manera forzada de [Xinjiang] a otras regiones de la República Popular China, lo que complica para [EE.UU. Departamento de Seguridad Nacional] la aplicación de la presunta prohibición de productos elaborados con trabajo forzoso de [Xinjiang]”. Además, “un segundo factor que socava la aplicación de la [ley] es el creciente transbordo de productos elaborados con trabajo forzoso por parte de Beijing a los Estados Unidos a través de terceros países”.
La semana pasada, para aumentar y fortalecer aún más los esfuerzos estadounidenses en la lucha contra los abusos contra los derechos humanos en Xinjiang, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó por abrumadora mayoría la Ley de Política Uigur, bipartidista y bicameral. Esta legislación, encabezada por el representante Young Kim, autorizará al Departamento de Estado a nombrar un Coordinador Especial para cuestiones uigures, ordenará a la Agencia de Medios Globales de Estados Unidos que distribuya información sobre el genocidio uigur y autorizará el apoyo a los activistas de derechos humanos uigures.
La embajadora Callista Gingrich concluye mencionando que mientras el Partido Comunista Chino continúa atacando a los uigures y a los miembros de otros grupos étnicos y religiosos minoritarios en China, Estados Unidos debe fortalecer la aplicación de la Ley de Prevención del Trabajo Forzoso Uigur y aplicar la Ley de Política Uigur.
México debe sumarse a este esfuerzo, por la dignidad y salvación del pueblo Uigur y para salvaguardar una parte de la industria nacional, que se ve severamente afectada por las prácticas predatorias auspiciadas por el gobierno de China, en ocasiones de la forma más deleznable posible.
Alejandro Gómez Tamez*
Director General GAEAP*
alejandro@gaeap.com
En X: @alejandrogomezt